Diseño sostenible: construcción para la vida
¿Qué implica el diseño y la construcción sostenible?
La arquitectura y la construcción son actividades que contribuyen al desarrollo social y económico de un país pues intervienen en la solución de problemas como el de la vivienda, el hábitat y la recuperación del patrimonio edilicio construido, pero hoy se requiere que los actores de este sector económico sean responsables y busquen alternativas que les permitan mejorar sus procesos y orientarlos hacia la edificación verde.
Hablar de construcción verde o sostenible es traer a colación términos como reducción de desperdicios, racionalidad energética, construcción por la vía seca, producción masiva en pequeña escala, entre otros; todos son temas que se vuelven imperativos cuando se construye, pues esta es una labor que también produce cambios en su entorno. Para propiciar que sean lo menos negativo posible, se deben desarrollar y aplicar estrategias prácticas y concretas, tanto en el campo profesional como en el académico.
Aplicar un diseño y hacer construcción sostenible implica hacer investigación y desarrollo tecnológico, buscando avanzar e innovar en temas como nuevos materiales, componentes y procesos que mejoren el producto final.
También se debe reducir el impacto ambiental que produce, el cual básicamente se agrupa en dos categorías:
1) los impactos producidos por la extracción de recursos del medio ambiente y
2) aquellos generados por los desechos y el bote o vertido al medio ambiente.
Estos dos grupos a su vez pueden ser subdivididos en cuatro categorías de acuerdo con el origen del impacto ambiental:
1.1) Utilización de recursos naturales
1.2) Consumo energético
2.1) Contaminación y
2.2) Generación de residuos.
Pero no se trata simplemente de hacer más con menos, por esto, se debe reducir el consumo de materias primas provenientes de recursos renovables, estimular la reducción del consumo de materiales por metro cuadrado de construcción, enfocándose no sólo hacia la reutilización y el reciclaje, pasos importantes para cerrar el ciclo de materiales. El sobredimensionamiento y el desperdicio, característicos de las formas más atrasadas de arquitectura y construcción, constituyen un factor de incremento de costos, de uso irracional de los recursos y una importante fuente de contaminación ambiental.
Eficiencia y racionalidad energética
En este tema se de propiciar construcciones que ahorren o inclusive, produzcan más energía de la que consumen durante todo el ciclo de vida de las edificaciones, desde la construcción de materia prima, materiales y componentes, la energía incorporada y construcción en sitio, pasando por el uso y mantenimiento de la edificación, su habitabilidad, hasta sus modificaciones y su eventual demolición.
Debemos estimular en los profesionales e investigadores la comprensión de consideraciones básicas del comportamiento ambiental de la envolvente externa de las edificaciones con el objetivo de ahorrar energía: la adecuación de los cerramientos verticales y ventana, la incorporación de elementos de protección solar, la adaptación de la cubierta a las condiciones climáticas locales.
Reducir la contaminación y la toxicidad
Se debe prever la magnitud de la producción de desechos contaminantes que la actividad de la construcción y la edificación misma producirán. Se deben identificar y cuantificar las emisiones y productos de todo tipo que generen, evaluar la trascendencia de su impacto y determinar qué medidas se deben y pueden tomar para mitigarlo en todo el ciclo de vida del material componente, proceso o edificación en estudio. También se debe evitar los materiales que representan un peligro para la salud, como son el plomo, el asbesto, el PVC y otros.
Construir bajo la premisa de “Cero desperdicio”
El concepto de “cero desperdicio” implica una actitud por parte del innovador que lo lleve a intentar evitar a toda costa el diseñar edificaciones que, durante y al final de su ciclo de vida de las edificaciones y de esta forma estimular la reutilización y el reciclaje de materiales y componentes en lugar de generar residuos.
En sí, se debe diseñar y construir para una larga vida útil y esto se logra edificando bien desde el inicio, con calidad, con criterios de flexibilidad y mantenimiento, con miras al desarrollo progresivo, a la reutilización, mejorando las prácticas constructivas convencionales y tradicionales.
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